Pocos tenores han tenido la naturaleza vocal de Franco Bonisolli, aunque su extravagancia era similar a su vocalidad.
Por eso le llamaban “Bonisolli el loco”.
Protagonizó numerosas anécdotas a lo largo de su dilatada carrera y la mayoría de ellas tenía que ver con los agudos.
“Ya que tengo un agudo impresionante lo tengo que mostrar”, debió pensar Bonisolli.
Y se puso a añadir agudos a diestro y siniestro allá donde podía.
Cierta vez, cantando un Trovatore, el director de orquesta no quería que hiciera el agudo final de “Di quella pira” (porque no está escrito, se hace por tradición), así que Bonisolli, cuando salió a saludar, cortó los aplausos y dijo: “Querido público, les voy a obsequiar con el maravilloso do de pecho que el maestro no me ha permitido hacer”.
Y se pego un pedazo de do de pecho.
Así se las gastaba Bonisolli, el loco.
Y esto nos lleva a reflexionar sobre los agudos.
A ver, que hay que tener agudos es una cosa que no admite discusión.
Hemos visto grandes cantantes con grandes voces que se han tenido que dejar la carrera porque tenían problemas con los agudos.
Y es que, si eres soprano o tenor, hay muchas óperas en las que tendrás que dar el do, igual que si eres mezzo deberías tener el si bemol o si agudo, si eres barítono el sol sostenido o la y si eres bajo el fa.
Hay agudos que se hacen por tradición, como el de Il trovatore, que no interrumpen la acción ni la música y, depende del director, se hacen o no.
Pero luego está la manía de algunos cantantes de añadir agudos en sitios donde no le pega nada o alargar estos hasta que llega un momento que es antimusical, porque creen que así recibirán más aplausos.
Pero realmente lo que premia el público es que un cantante le emocione, le haga olvidar durante dos horas los problemas que tiene cada uno y que, si hay agudos, se hagan de una forma coherente y musical.
Aunque, eso sí, siempre se pasa un buen rato escuchando anécdotas y locuras de unos y otros.
Casualmente, tenemos un vídeo en nuestro canal de YouTube en el que contamos unas cuantas anécdotas, como la de Bonisolli cuando cantó en el Liceu.
¡Que pases un feliz día!
Elisa y Daniel