Si tienes ya unos cuantos años habrás pillado el chiste malo del asunto del email, pero nos sirve para hablar de un tema que de vez en cuando aparece en las revistas musicales: los bises en la ópera.

Para un cantante siempre es motivo de alegría que te ovacionen cuando has terminado un aria. Significa que has triunfado del todo.

Cuando esa ovación sigue, y sigue, y sigue, sabes que quieren un bis y toca hacerlo.

El cantante hace un esfuerzo, porque volver al estado emocional antes de cantar un aria cuesta, aunque el público lo agradece siempre.

Lo que hoy es un motivo para que aparezcan reseñas en las revistas musicales a modo de hazaña, en épocas pasadas era mucho más común, sobre todo en los estrenos de las óperas.

Hay numerosas cartas de Mozart, Verdi o Puccini en la que indican que el estreno había sido un éxito pues se había bisado las arias y varios dúos.

Según lo que he visto, leído y experimentado, en nuestra opinión, hay tres clases de bises:

  1. Los normales.

Ejemplo: un cantante lo hace muy bien y ante la insistencia del público, repite el aria.

Es un bis que no estaba pensado.

  1. Los preparados.

Ejemplo: el gran tenor Carlo Bergonzi cantó en el Liceu de Barcelona en 1982 el rol de Nemorino de L´elisir d´amore de Donizetti.

A sus 57 años se encontraba bien pero no era el tenor de antes.

Para asegurarse el éxito en el bis, cantó la Furtiva lacrima bien, pero hizo ver como que le estaba costando.

Cuando hizo el bis, la cantó mejor que la primera vez.

Resultado: el teatro se vino debajo de los bravos.

Es lo que tiene llevar muchos años sobre el escenario…

  1. Los que se hacen sí o sí.

Ejemplo: ya tiene que cantar muy mal el coro para que el público no quiera escuchar Va pensiero de Nabucco por segunda vez.

Otro ejemplo: si Leo Nucci no bisa el aria de Rigoletto ni la parte final del dúo con Gilda, la función ha sido un fracaso, al igual que Bonisolli con Di quella pira de Il trovatore.

Son bises que se dan por hecho antes de cantar la primera vez.

Extra: los que son extremos.

Ejemplo: cuando el Emperador Leopoldo II escuchó el estreno de la ópera de Cimarosa Il matrimonio segreto, le gustó tanto que pidió que hicieran un bis…de la ópera entera.

Imagínate la escena:

Director: Chicos, ¡la representación ha sido un éxito! Me han dicho que el Emperador quiere hablar conmigo.

Todos: Ostras, ¡qué bien!

Director: Ahora vengo.

Cinco minutos más tarde:

Todos: ¿Y bien? ¿Qué te ha dicho el Emperador?

Director: Que le ha encantado la representación. Por cierto… ¿habíais quedado para cenar con alguien?

Tradiciones que pueden gustar más o menos, pero que aportan un grado de emoción y espectáculo a la ópera.

¡Que pases un buen fin de semana!

Elisa y Daniel

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